25/4/11

Los ultimos cazadores recolectores

Ya hace tiempo desde la última vez que apareció una entrada invitada, además he estado un poco ocupado últimamente como para actualizar el blog con entradas propias (de hecho, invitados, estáis salvando el primer semestre del año, ¡gracias!. Hoy el invitado es Carlos Díaz. Su nick de twitter (eldelospeces) dice más de él de lo que yo pueda decir, así que os dejo con su aportación:
  Los últimos cazadores recolectores

Se supone que el ser humano ha evolucionado e inventado métodos para producir sus alimentos, sin tener que recurrir a la extracción continua del medio ambiente, es decir, sin depender de lo que la naturaleza les ofrezca. Así se inventaron la agricultura y la ganadería, de forma que las sociedades avanzadas podían tener alimentos en cualquier momento del año. Sin embargo una forma de recolección ha seguido viva hasta nuestros días y no como un mero pasatiempo como puedan ser la caza o recoger moras una tarde de verano. La pesca o extracción de los recursos vivos, ya sean marinos o dulceacuícolas, es la única actividad extractiva con fines alimenticios que el ser humano sigue realizando de forma masiva.

La historia de la actividad pesquera es muy interesante. Sin entrar en ella en profundidad dejo una cita de Thomas Huxley (1883):
"Creo que la pesquería de bacalao, la de arenque, la de sardina, la de caballa y probablemente todas las grandes pesquerías marinas son inagotables, es decir, hagamos lo que hagamos no afecta seriamente a la cantidad de peces".

Lamentablemente, Huxley no tenía razón al afirmar que los recursos pesqueros fueran inagotables. Quizás para la actividad pesquera de su época fueran totalmente renovables, pero la pesca industrial se ha incrementado asombrosamente en los últimos 60 años.

Desde la II Guerra Mundial, con la incorporación de los avances de tecnología bélica a la pesca industrial como mejores materiales tanto de construcción (acero y motores más potentes) como para las artes de pesca (nailon) y capacidad para detectar los peces (sonar), capacidad congeladora, etcétera, los peces nos empezaron a tener miedo. Realmente los recursos vivos marinos son renovables al 100%. Incluso se puede afirmar que la pesca favorece su renovación e incremento. Lo único que ocurre es que el ser humano no es capaz de controlar su afán por coger más de lo que el mar le ofrece.

Me han pedido que sea claro en esto, pero no puedo dejar pasar la ocasión sin hacer entender que la biología pesquera necesaria para la gestión adecuada de estos recursos tiene una base científica. Incluso con una visión no puramente científica, sino con expectativas de conseguir concienciación pública, por ejemplo, el movimiento para evitar los descartes en la Unión Europea, que está promovido por un cocinero de la televisión británica. O el documental “The end of the Line” que recomiendo y animo a ver a todo el mundo, donde expertos sobre el tema como Daniel Pauly o Boris Worm muestran las pruebas científicas en las que basar la afirmación que sigue: nos estamos cargando los océanos.

 Trailer del documental The end of the line
Veamos, he sido yo el que ha escrito esa frase. ¿Por qué? Muy sencillo:
para que nosotros podamos comprar una merluza congelada del Captain Pescanew , un barco ha tenido que cruzarse el Océano Atlántico, debido a que en nuestras costas apenas quedan, lanzar una red de arrastre gigante (en algunas redes de arrastre entran aviones), después seleccionar entre las capturas los peces que se parecen a merluzas (lo demás se tira al mar, aunque esté muerto, es lo que se denomina descartes) y procesar ese pescado para que queden sólo los lomos y colitas.
Lo demás ¿a dónde va? Si habéis pensado que se aprovecha, pues no: se tira al mar también. Tenemos pues que para conseguir un sanísimo palito de merluza que nuestros hijos puedan comer se han matado además otros peces y organismos que no tenían nada que ver con la merluza.

Bien, entonces comamos pescado de piscifactoría. No es mala idea, en parte, pero para obtener pescado de acuicultura se necesita pienso para alimentarlo. Estos piensos requieren harinas y aceite de pescado, para lo cual hay que salir a pescar. Como promedio hay que pescar cuatro kilos de boquerón para obtener un kilogramo de un pescado de piscifactoría. Matamos cuatro kilos de boquerones (sí, ésos que están tan ricos en vinagre o en salazón) para producir harinas y aceites de pescado con los que producir pienso que damos de comer a doradas, lubinas, salmones… denominamos esto como pesquerías indirectas o que no son para el consumo humano en primera instancia.

Dentro de lo que cabe, España hace un consumo directo elevado de pequeños peces pelágicos (sardinas, boquerones…) que son los que mantienen las pesquerías más grandes del mundo. Como norma general en el resto del mundo no se comen las sardinas tal cual, sino que las usan para producir pienso. Esto da mucho que pensar: ¿realmente la acuicultura es la solución?
Viendo que la pesca de ciertas especies "objetivo" alteran todo el ecosistema, y que además la acuicultura no es la mejor forma de producir pescado para nuestras mesas, ¿qué nos queda?

La respuesta no es fácil. Es necesario que se regulen las pesquerías basándose en los conocimientos científicos y no políticos. La política es clave en la gestión de la pesca a pesar de la nula idea que tienen los políticos sobre el tema, que establecen sin excepción cuotas de captura por encima de los consejos científicos atendiendo más a otros intereses (económicos y geopolíticos). Y ya se sabe que con la naturaleza no se puede negociar este tipo de acuerdos. Si los científicos estiman que, siendo optimistas, se van a producir 5 millones de toneladas de peces y se recomienda no coger más de lo que se produce (es decir de lo que crían los peces adultos que haya en el mar y no hayamos pescado), los políticos establecen crónicamente cuotas superiores. Es de tontos, siendo elegante.

Además, los científicos en la actualidad estimamos producción pero, siendo realistas, el océano es muy grande e imprevisible. La cantidad de factores físicos, químicos y biológicos que intervienen es demasiado amplia. Las estimaciones de producción a veces, y según que especies, son poco acertadas. Y aún así, a pesar de conocer esto y dar valores siempre inferiores a los que se podrían dar, los políticos siguen sin establecer cuotas razonables.

Pero aunque se establecieran cuotas de captura más adecuadas también es necesario realizar una regulación de las artes de pesca, puesto que al final son las redes las que capturan los peces. Se tiene que llegar a un diseño adecuado de las redes y anzuelos para que se capture, en la medida de lo posible, lo que se quiere capturar, tanto en especies como en tamaño.

Tenemos pues dos pilares fundamentales, pero no hay que olvidarse de que nuestra merluza no vive sola. El medio marino es extremadamente complejo, y las relaciones que se han establecido en él tienen millones de años. Si el ser humano produce un desequilibrio en ese medio las consecuencias pueden ser impredecibles. Por lo tanto hay que realizar una gestión RESPONSABLE y desde una visión científica del océano como un ECOSISTEMA.
No sólo los científicos, políticos y pescadores tienen que colaborar en esto, sino que el resto de la población también puede ser responsable y ecologista, con acciones que van desde comprar pescado capturado de una forma más sostenible (por ejemplo pescados de forma artesanal), o cuidando las riberas del mar.

Por último, y para que veamos que la destrucción del medio marino y la sobreexplotación de las pesquerías no es algo que nos estemos inventando ahora, sino que viene de largo, os dejo una cita del Padre Sarmiento, escrita en 1757:
"La culpa de la disminución de las capturas pesqueras no la tienen los mares y las aguas de los ríos, sino la ignorancia de la Historia Natural, la
avaricia de quererlo comer todo en un día, la desidia de no poner remedio, la inobservancia de las leyes económicas y la inquieta gula que no espera que las cosas estén en sazón."

3 comentarios:

  1. Muy muy interesante... Y escrito de una forma muy graciosa. Lo del captain pescanew... jejeje

    Y la verdad es que has cambiado mi visión sobre la acuicultura, que suponía que era una de las grandes soluciones.

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  2. A propósito de esto, justo acabo de ver este artículo en EL PAÍS http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Espana/come/meses/cuota/pesca/elpepusoc/20110507elpepisoc_6/Tes

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  3. Hola no sabía que Dani había publicado ya el articulito. Irene me alegro que te haya resultado interesante.
    Y sí España se come su cuota de pesca muy rápido, pero es que somos los terceros consumidores de pescado del mundo (más o menos). Aunque nuestros caladeros estuvieran a reventar no darían suficiente pesca para alimentar a la población. La importación de pescado es algo normal y natural en un mundo globalizado.
    Sobre la acuicultura de peces tal y como está ahora la cosa no es ni mucho menos sostenible ni aprobable, pero sí que animo al consumo de moluscos y algas de acuicultura que son mucho más "ecológicos".

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